A Jacqu'lynn, firmamento.

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sábado, enero 17, 2009

La décima cuerda

Correspondiente al martes, 23 de diciembre, 2008

El Museo Ludwig con la Catedral como maestra de ceremonias. Cortesía de Wikipedia. Perdimos nuestro registro fotográfico sobre el museo.


¿Ángulo obtuso?


La Catedral de Köln al fondo.
Un mundo nos vigila


Ante la protección de Shots de Vitamina C, tal como Alma denomina a una cucharada concentrada de dicha vitamina, el grupo partió prontamente al museo Ludwig para admirar la obra de Richter, quien no es el medidor para los sismos; aquel artista que en vida logró inmortalizarse, como lo hicieron los boddhisattvas, en la Catedral al reinterpretar los vitrales que alcanzan los veinte metros de altura. Desafortunadamente el museo Ludwig no admite la toma de fotografías y hemos de recurrir a la memoria para ello. Richter es un artista que goza de la abstracción y los ajenos al arte plástico y sus diversos teoremas padecen al contemplarlos. ¿Qué quiso decir este hombre al nombrar cuadros policromáticos en completo caos? Aquí pensamos, como estudiosos de las letras, en una situación similar. Si alguien fuera capaz de compilar un museo de un libro y extrajera los principales fragmentos de éste y si tal libro fuese complicado para el común, ¿qué pensarían las masas de la exhibición? ¿Acudirían pese a la complicada lectura? Sin duda. Las aulas del museo Ludwig se llenan con los curiosos que admiran los cuadros de Ritcher. En particular dos resaltan nuestra atención. Hay una serie llamada Bach. Suponemos que la música de ese otro gran misterio le produjo al artista la sensación de lo abstracto y en amplio espacio hubo de plasmarlo. Otra serie se titula Sinbad, aquel marino (que no fue marino) de ese libro Universal, infinito y perfecto. Es numerosa. Suponemos que cada cuadro representa no sólo uno de los siete viajes del marino Sinbad (Sindabad, en árabe) sino también sus despechos y contratiempos. ¿Qué habrá pensado Ritcher al cimbrar al segundo personaje de mayor eco en Las Mil y una Noches? Este museo es inmenso, sus colecciones no se limitan a la abstracción contemporánea, circundan Piccassos, Dalís, Murillos, Ingermass’s, Warhol’s, entre muchos otros. Hay poemas y videos sobre las distintas formas de represión a los negros en diversos países. Hay secciones de arte kitsch y pop. Yael, envuelta en la famina, hubo de pedir un cese a la contemplación y dejaríamos el museo por las buenas sin vislumbrar el clímax.

Sin lentes. ¿Será cierto que uno de ellos se parece al chino?

A la hora del aperitivo, yo soy el Rey- dijo Aldo

Más tarde, en la comida, Pepe vislumbraría el terror que ocasiona en él una ratita pasajera en un ámbito público. El resto del día convivimos en los alcoholes. Dos rondas de Glühweins para cada miembro del grupo no bastaron a la cuchipanda y habríamos de reposar los ánimos en una cantina a la que Yael manifestó el deseo de ir. Luego, lo increíble: pisar el antro en la Germania. Regresaríamos ya desmañaados a casa, mientras uno de los protagonistas de The 38 Strings quería, por esa noche, reposar en su propia cama. Lo separaban los días y el Atlántico.

Segunda ronda

El quinteto sin pentagrama

¡Salud!

Luces en el patio


En arpegio

La apacible condición del bebedor

La octava cuerda y la novena cuerda

Correspondiente al domingo,21 de diciembre y lunes, 22 de diciembre, 2008

La bienvenida a casa fue grata. La familia Vázquez, que a continuación presentamos, nos recibe al borde del abrazo y en tono propio para el elogio.Ya lo dijo alguna vez otro Julio, que todos conocemos, por su puesto, nos referimos a Julio Cortázar: "No puede ser que nos separemos así antes de habernos encontrado". Desde luego las separaciones ocurren en los remolinos de la vida, cada a uno a su tiempo y a su vez. La familia Vázquez, que ha vivido en dos continentes y en dos hemisferios, encaró tales divisiones. Ha sido parte de su historia. Los protagonistas de The 38 Strings se reencuentran con sus seres muy queridos y las sonrisas acaso sobraran.

A la izquierda, envuelto en el rojo, Caballero Juan Raúl, jefe del cuarteto. Ignoramos si la familia lo sabe pero los cuatro miembros nucleares de la misma tienen nombres de tan sólo cuatro letras. ¡Vaya coincidencia! (Nota del editor inncesariamente necesario: ¿y quién presta atención a esos detalles?)

Quien eliga los nombres lo hace por una razón específica. No es la excepción en la familia V, puesto que Alma, madre biológica de dos y espiritual de un número indeterminado, es el alma de la fiesta y del núcleo. Aficionada a la biología y a las bromas improvisadas su trato es exquisito.

Ella es Yael cuyo gusto oscila entre los Sermones del Despierto y la fotografía, tan sólo por nombrar los dos extremos de un reloj imaginario. Eligió la pauta del filólogo y conoce a un millar de almas, si podemos contarlas. Y muchos días después... (Nota del editor: ¡continuen leyendo la bitácora y lo sabrán, lectores!)

Alguna vez llegamos a pensar (recuerde el lector que quien compila la bitácora suele referirse a él mismo como "un nosotros") que Aldo sería Memo, personaje que vaga en nuestra memoria. Primogénito, Aldo gusta de la pintura y de la moda, de la excentricidad y de la crítica fina (muchas veces mordaz y no elegante), así como de las tribulaciones de su propio rostro. Apodado por él mismo Svetlana tiene dos hijos felinos que, de vez en vez, viven sin su padre.

Poco después de la cálida recepción por parte de la familia Vázquez (para evitar nombrarlos a todos uno por uno así denominamos a nuestros agraciadísimos tal como al cuarteto Liverpool es más conocido por su nombre de pila) nos adentramos en los mercados navideños aledaños a las estaciones de metro concurridas. En este caso, la estación central de Köln no podría estar en otro sitio sino cerca de la propia Catedral, edificio que le brinda fama a la ciudad y atrae al turista de cualquier parte del mundo. Los mercados navideños en la Germania son típicos y venden un surtido de mercancías varias que incluye principalmente vitualla pero también otras adquisiciones: antiguedades, libros, revistas, artesanías, curiosidades. Inclusive uno puede capitular porciones de la historia de la ciudad a través de los conciertos locales:

Unos músicos locales que interpretan El Fantasma de la Ópera.

Ignoramos el nombre de esos largos instrumentos de viento.

Uno de los puestos del mercado navideño.

El fervor del mal pulso. ¡No todas las fotografías se deben a los protagonistas de The 38 Strings! ¡Hay prestaciones!

Si la historia se registra con cada forma del tiempo entonces los monumentos representan el espectáculo por medio del cual los futuros reconocen al pasado. Una fuente en el centro de Köln cuenta la historia de la misma ciudad. Los pueblerinos y locales creen que los gnomos y enanos merodean aún por las esquinas y recovecos menos inusitados. Su curiosidad por los hombres causa estragos en los quehaceres humanos. Gracias a las mujeres, que alumbraron donde la sombra reinaba, la ciudad reposaría en paz. Según nos comentan la leyenda está imbuida de un notorio machismo pese a que los germanos afirmen haberse deslindado de esa larga tradición.

La fuente que el Tiempo mantiene. Detalles de la misma escena fotografiada tanto con flash como sin el.

En el mercado navideño. ¿Las caras muestran intenciones?

Aquí presentamos a Aldo, ávido en gestos y ademanes.

Una maqueta de la Catedral. Las dimensiones reales de la misma impiden que una fotografía siquiera la esboce.

Un nacimiento en el interior de la Catedral

Habríamos de trazar el intento por recorrer los ámbitos de la Catedral el domingo 21 (correspondiente a la octava cuerda) pero por razones que evitamos mencionar, adjetivos propios para trámites de embajadas, el equipo partiría a casa para en la mañana acudir de nuevo a la aventura.


Los entrecruces de los parques en Köln

Un paseo en bote a través del Rinn


A la mañana siguiente, correspondiente a la novena cuerda, Yael y c. Raúl se separarían del grupo, mientras Alma aguardaba por Pepe que poco después se agrregaría en nuestra repartición del tiempo libre. Mientras los protagonistas de The 38 Strings, junto con Aldo, visitaban la Catedral, sus adentros y ornamentos. La vista es impresionante. Quizá los arquitectos alcazaron el anhelo de toda iglesia (unir a los dos polos, la Tierra y el Cielo) al levantarla. Nadie ignora que la Catedral de Köln fue la más alta en su tiempo. Acaso alguien sepa que su interior no es menos sobresaliente. Sin embargo las huestes de turistas amenazan la tranquilidad contemplativa. Aún así la experiencia bien vale el rápido palpitar del corazón mientras se asciende la torre. Pese a que las palabras hablan más que las imágenes éstas nos auxilian para la descripción del entorno.

Al ras de la luz en la subida de la torre de la Catedral.

Las alturas desde la Catedral. Las rejas añaden cierta aire de familiaridad con los reclusorios. Pero, ¡venga! Todo por el bien del turista.

El afán por inmortalizar la estupidez en los ladrillos de la Catedral alcanza vastas proporciones.

Diseño de ventanal

El último habitáculo antes de la cima. Su diseño luce moderno.

Los viajeros cerca de la cima. Es un buen ejercicio ascender la torre de la Catedral. Lamentablemente cobran la subida.
La continuación del recorrido

La campana. ¡No querrás estar en su estruendo! (Nota del editor agregado: al parecer no ejecutan el campanar cuando el público merodea)

En la Catedral encontraron el descanso (para algunas de sus innúmeras vidas)

Ya cuando Yael se unió nuevamente a la party fuimos transportados a un centro comercial para comprar los regalos adecuados para la fecha adecuada. Allí veríamos, como en nuestra tierra, la reiteración por el consumo. ¡Benditos siglos aquellos que los sabios refirieron como dorados! dirá don Quijote.

Las compras en un centro comercial aleatorio que reúne a la horda ansiosa de productos. ¿Dónde hemos visto esta escena?


Perros en los andenes del metro. ¡Eso es primer mundo! (Nota del editor intrusivo: soy incapaz de distinguir entre ambas especies en esta imagen. ¿Quién es el perro y quién el hombre?)

En el rumor de la noche los protagonistas de esta parodia hitchcockiana conocerían a Pepe, personaje que vivirá los truculentos denuedos por comprar los regalos para la familia en una ciudad familar a destiempo.

Aquí tenemos a Pepe, primo del niño Aldo y la niña Yael. Pepe conoce la senda del marino, es capaz del pentaloquio (monólogo en cinco lenguas) y recuerda entre dimes y diretes su tierra, la Atenas de México, Xalapa.